Add parallel Print Page Options

Pues no os ha llamado Dios a vivir en la impureza, sino como consagrados a él. Por eso, quien rechaza esto, no rechaza una norma humana, sino a Dios que es quien os da su santo Espíritu.

En cuanto al amor fraterno, no hace falta que os diga nada por escrito, ya que el mismo Dios os ha enseñado a amaros los unos a los otros.

Read full chapter